poemario "Tiempo de Cernícalo" editado bajo el cuidado de Dorian Espezúa, en arteidea editores.
CAZADOR DE GRILLOS
No es la vida la que hace a los hombres sino
sus trampas,
cada uña rota no es del cuerpo vivido, sino del
cielo arañado que se quiso vivir.
La lluvia de abril no ha mojado el camino,
sino el tiempo que lo ha embarrado de recuerdos
y lamentos.
El hombre tiene ojos henchidos de pocos
afectos que se eternizan en los ponientes
ve, el dolor nocturno de amores intermitentes,
los mudos vientos al contorno de labio,
la cabeza girando demente en las sombras,
la frente manchada de ignotos besos,
los deseos ardorosos, móviles de pecados y delitos,
pensamientos extendidos en la entraña de una canción
horrísona, el descalzo de una mirada fatigada de atravesar
los muros, la boca del abismo acercándose a los huesos del
pavor, unas llaves oxidadas para abrir el vacío del aposento
al fondo una delicada luna que traza de azul profundo el
paisaje.
Al cese del miedo el hombre lanza un gemido y desdibuja
su palidez.
No es la furia de los truenos los que lo persiguen
sino su conciencia turbada de ceniza.
¿En qué esquina sin refugio anduvo escapándose para
aprisionarse?
¿En qué barro hundió los zapatos del optimismo y la
noche desató su aguacero?
No es la canción quién toca su hueso, es la rosa que
con su resplandor lo ha sacudido.
no es el muñeco de madera quien está herido,
es el crepúsculo quien rompió sus sueños.
La espiga sin grano besa la tierra y el lloro del río,
con el ave lejana fragua los olvidos en el zócalo del
invierno, en el lomo de los años.
¿En qué destierro cruzaste los vientos y atormentaste
tu alegría que nunca tuviste?
¿En que abrazo dejaste tu vida para recibir esta
residencia ajada de poemas y ausencias rotas?
El hombre está listo,
para despedirse del mundo y enlutar los girasoles.
DESMENTIDO
Debiste hacer amistad con las rosas
Tus años se fueron antes que tus temores.
Los avisados amores eran aires tercos a
tus desdenes.
Ahora no tienes miradas que apuren tus
inútiles andares.
Debiste hacer amistad con las rosas.
Porque no te iba a durar el aroma de tu
cuerpo, ni el encaje de tu rostro.
Yo quería llevarte al prado y eternizarte
para no morir anhelando tus besos.
Debiste hacer amistad con las rosas.
Y sólo ellas te hubieran salvado de hincarte
con tus propias espinas,
y permanecer lozana y fresca en el Recuerdo.
VECINO DEL FRENTE
En un distante tren nocturno llevas un atado
de impulsos, te ibas Abraham.
Para que la canción de la hierba sea escuchada por los
romeros y el polvo peregrino de tus adioses, te
trajera siempre para partir de nuevo.
Sin embargo los acantilados no callaron sus ecos,
los ciegos vientos
desnudaron los parques y los rostros despavoridos
de los años.
En un extraño día supimos que no tenías un riñón, una
compañera, pero sí un gran ánimo para ser trovador.
La vida te envolvió con un armazón de sombras, para
borrarte tus sueños que aún juegan en el barrio.
Y ahora están dormidos eternamente en tu ventana,
donde te asomas para llamarme.
Suplemento cultural del diatio Los Andes, numero dedicado a Boris Espezúa Salmón.
(Juli - 1960). Estudió Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Publicó en 1988 “A Través dl ojo de un Hueso” y “Tránsito de Amáutas” en 1990, “El Alba del Pez Herido” en 1988, “Tiempo de Cernícalo” en el 2002.
Fue finalista en el COPE de Poesía en los años 1995 y 1996. Sus poemas han sido traducidos al inglés por Jhon Oliver Simon y al francés por Monserrat Fito.
Fue finalista en el COPE de Poesía en los años 1995 y 1996. Sus poemas han sido traducidos al inglés por Jhon Oliver Simon y al francés por Monserrat Fito.
CAZADOR DE GRILLOS
A Beto, Liliana, Walter, Simón,
Hugo y Fernando (In Memorian).
Por el taller de poesía.
Hugo y Fernando (In Memorian).
Por el taller de poesía.
No es la vida la que hace a los hombres sino
sus trampas,
cada uña rota no es del cuerpo vivido, sino del
cielo arañado que se quiso vivir.
La lluvia de abril no ha mojado el camino,
sino el tiempo que lo ha embarrado de recuerdos
y lamentos.
El hombre tiene ojos henchidos de pocos
afectos que se eternizan en los ponientes
ve, el dolor nocturno de amores intermitentes,
los mudos vientos al contorno de labio,
la cabeza girando demente en las sombras,
la frente manchada de ignotos besos,
los deseos ardorosos, móviles de pecados y delitos,
pensamientos extendidos en la entraña de una canción
horrísona, el descalzo de una mirada fatigada de atravesar
los muros, la boca del abismo acercándose a los huesos del
pavor, unas llaves oxidadas para abrir el vacío del aposento
al fondo una delicada luna que traza de azul profundo el
paisaje.
Al cese del miedo el hombre lanza un gemido y desdibuja
su palidez.
No es la furia de los truenos los que lo persiguen
sino su conciencia turbada de ceniza.
¿En qué esquina sin refugio anduvo escapándose para
aprisionarse?
¿En qué barro hundió los zapatos del optimismo y la
noche desató su aguacero?
No es la canción quién toca su hueso, es la rosa que
con su resplandor lo ha sacudido.
no es el muñeco de madera quien está herido,
es el crepúsculo quien rompió sus sueños.
La espiga sin grano besa la tierra y el lloro del río,
con el ave lejana fragua los olvidos en el zócalo del
invierno, en el lomo de los años.
¿En qué destierro cruzaste los vientos y atormentaste
tu alegría que nunca tuviste?
¿En que abrazo dejaste tu vida para recibir esta
residencia ajada de poemas y ausencias rotas?
El hombre está listo,
para despedirse del mundo y enlutar los girasoles.
DESMENTIDO
Debiste hacer amistad con las rosas
Tus años se fueron antes que tus temores.
Los avisados amores eran aires tercos a
tus desdenes.
Ahora no tienes miradas que apuren tus
inútiles andares.
Debiste hacer amistad con las rosas.
Porque no te iba a durar el aroma de tu
cuerpo, ni el encaje de tu rostro.
Yo quería llevarte al prado y eternizarte
para no morir anhelando tus besos.
Debiste hacer amistad con las rosas.
Y sólo ellas te hubieran salvado de hincarte
con tus propias espinas,
y permanecer lozana y fresca en el Recuerdo.
VECINO DEL FRENTE
En un distante tren nocturno llevas un atado
de impulsos, te ibas Abraham.
Para que la canción de la hierba sea escuchada por los
romeros y el polvo peregrino de tus adioses, te
trajera siempre para partir de nuevo.
Sin embargo los acantilados no callaron sus ecos,
los ciegos vientos
desnudaron los parques y los rostros despavoridos
de los años.
En un extraño día supimos que no tenías un riñón, una
compañera, pero sí un gran ánimo para ser trovador.
La vida te envolvió con un armazón de sombras, para
borrarte tus sueños que aún juegan en el barrio.
Y ahora están dormidos eternamente en tu ventana,
donde te asomas para llamarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario