jueves, 4 de marzo de 2010

FLÒREZ-ÀYBAR EL OUTSIDER DE LA LITERATURA PUNEÑA





por: José Luis Velásquez Garambel

El autor de la novela “La agonía de Kamachiq” fue siempre polémico. Sus intervenciones académicas o en las presentaciones de libros, dejaron con seguridad, una estela de interrogantes. No guarda nada en el tintero. Sin embargo, después de haber leído algunos comentarios sobre “La agonía de Kamachiq”, ésta debería interesarnos desde varios aspectos: a) en función de una lectura ideológica; b), en función de la subversión temática: conceptuales, literarios, políticos, culturales, sociales, etc.; c), en función del caos generalizado en todo el país debido a la corrupción. Es por ésta y otras razones por las que volvemos a conversar con Jorge Flórez Áybar.

En la presentación de su última novela su intervención dejó perplejo a un auditorio que permanecía casi quieto. Somnoliento. Despertó cuando Ud. dijo:”Parece que mis críticos no han leído mi novela”. Por qué esa expresión tan ácida, tan cortante.

En primer lugar, creo que entre gitanos no podemos sacarnos los trapos sucios. Tuve algo más de una docena de observaciones. Respondí las más flagrantes. Por ejemplo, el argumento que se dijo sobre Saywa y Kamachiq (inicio de la novela) fue de lo más burdo. Quisieron bajar este segmento a nivel de la subliteratura. Uno de los críticos aseveró: “La novela empieza cuando una muchacha se acuesta con Kamachiq”. Este resumen es de lo más grotesco, suprime el aspecto ideológico. Habría que preguntarnos, por qué esa muchacha se desliza entre las sábanas de Kamachiq. La respuesta es simple: “porque la policía la perseguía por senderista”, en fin creo que cuando un escritor codifica su obra, el crítico tiene que ser capaz de decodificar y recodificar la obra que lee.
También se dijo que Paloma de los Ríos se suicida pero que se ignora el motivo. La respuesta se halla en el capítulo catorce. Sigo pensando que no se leyó realmente la novela.

¿Le molestó que le dijeran que a partir de hoy, Flórez Àybar debiera caminar con guardaespaldas?

Sobre este punto, habría que recordar que Balzac para construir sus personajes salía a pasear por las calles de París, elegía a un desconocido y lo seguía, fijándose bien en todos los detalles. Así nacía un personaje. En mi caso, algunos de mis personajes se encuentran en la universidad, en las calles o plazas de la ciudad, pero ese personaje elegido de la realidad ya no es en la ficción porque se le ha sumado otras actitudes, otros rasgos, otros comportamientos que al final desaparece el personaje elegido. Por supuesto que podemos identificar algunas características físicas o psicológicas de los protagonistas. Para mi suerte estos personajes de la realidad real no leen, no pertenecen a la sociedad lectora, entonces por qué habría que preocuparnos. No hay necesidad de escondernos. Lo que sucedió esa noche, el crítico quiso hacer humor, pero no supo hacerlo, para ironizar o hacer humor hay que tener pasta, estilo.

¿Hay críticos en la región?

Leo permanentemente Los Andes, especialmente los domingos. Hay un articulista que siempre inicia sus comentarios: “Yo no soy crítico”, pero hace crítica. Lo que sucede es que falta valor para asumir responsabilidades. Nos debatimos en la mediocridad: Suenan más los gritos, el insulto, el ruido que el meollo del asunto.
La crítica tiene que ser objetiva: Cruel y generosa. Ambas. Vargas Vila fue un gran crítico. Recuerdo un pasaje, allá en la década del XX del siglo pasado, cuando Chocano era coronado con las hojas de laurel como el cantor de América por el presidente Leguía, por supuesto que fue un show de indigenismo barato, porque Leguía usó en esa oportunidad poncho y chalina. Elmore no estuvo de acuerdo, dijo que era indigno premiar a uno que estuvo siempre al servicio de las dictaduras en centro América. Chocano respondió que no es moral que el hijo de un traidor le dijera eso (se refería a su padre, héroe nacional, que no fue capaz de hacer volar el morro de Arica, pese a tener las manos sobre el detonador). Pero un día Chocano se encontró con Elmore en la antesala del diario El Comercio y le dio varios disparos, matándolo. Suelen ser omitidos Chocano fue encarcelado, algunos hablaban de que lo iban a fusilar. El mundo intelectual pidió clemencia, incluido Vargas Vila. Un periodista que conocía las desavenencias entre ambos preguntó: Sr. Vargas Vila por qué se suma Ud. al pedido de clemencia sabiéndose su enemigo. Él respondió: Para evitar que se ensucie el cadalso.
En fin, creo que el crítico no solo de la región sino del país cuando es seducido por el pensamiento europeo termina fanatizándose y cae en la fosilización. Es como aquel animal que da vueltas y más vueltas en torno a un pozo con el deseo de beber agua pero no alcanza su objetivo.

En cuanto a la estructuración de sus novelas encontramos diferencias y coincidencias, ¿cuál es la intención fundamental?

Creo que hay más coincidencias que diferencias. Por un momento pensé en editar ambas novelas como una sola y que llevaría por título “El Señor de las Nieves”. Ha transcurrido algo más de diez años de la publicación de “Más allá de las nubes”, con dos ediciones: En La Paz y en Lima. Y esa idea persiste porque los personajes, el tema y el plano lingûístico se repiten en ambas novelas. Podemos decir que “Más allá de las nubes” es el antecedente de “La agonía de Kamachiq”
Si recordamos brevemente “Más allá de las nubes” encontraremos que los hechos que se narran suceden en un período de tres meses. La trama gira en torno a los personajes: Alexànder Petrova y Malika y el proceso de ésta en guerrillera. El estilo es de una prosa poética, estructurada en tres partes. El tema es la violencia desatada en el país, en la década del 80. En “Más allá de las nubes” algunos personajes importantes mueren, pero la novela genera protagonistas alternos. Algunas veces, los detalles de la muerte de un personaje suelen ser omitidos como en el caso del suicidio de Alexander Petrova. Queda sujeto a la imaginación del lector. A mí se me criticó por esta omisión. Por supuesto, si el novelista cree necesario explicar esos detalles lo hará en sucesivas y espaciadas retrospecciones, para eso están las técnicas, el raconto por ejemplo.

“¿Y en La Agonía de Kamachiq”?

En “La agonía de Kamachiq” hay dos dinámicas narrativas que corren en paralelo: La una, relativa a la historia de Alexander Petrova; y, la otra, relativa a la diégesis de Kamachiq. Su relación final es a través de vasos comunicantes. El crítico expresó que la historia de Alexander Petrova estaba por gusto, que no tenía razón de ser: “Lee solo los capítulos que corresponden a Kamachiq” le había dicho a un poeta muy conocido de la ciudad. Éste a pie juntillas obedeció, pero encontró reiteradas veces segmentos que pertenecían al protagonista. Desobedeció. Leyó ambos carriles y le agradó la novela. Por supuesto que hay mecanismos iterativos planteados por el autor. Y esa función iterativa es cumplida con creces por este personaje. Lo que ocurre es que ignora que hay tres maneras de estructurar una narración, por coordinación o encadenamiento, subordinación o intercalación y por alternancia o contrapunto.
En la primera yuxtapone historias, casi independientes, de modo que cuando termina una, comienza otra, por ejemplo “Las mil y una noches”. Pero cuando se incluye una historia dentro de otra se está estructurando por subordinación, por ejemplo “El Quijote”. “La agonía de Kamachiq” se halla en la tercera alternativa, o sea se desarrollan dos historias simultáneamente, interrumpiéndose y retomándose las historias.

¿Y la superestructura ideológica de Kamachiq responde a la posición asumida por el autor?

No necesariamente, pero creo que las ideas epistemológicas de ambas novelas se han agotado. Están cerradas aunque va naciendo la idea de narrar “El retorno de Kamachiq”. Sería un ciclo novelístico muy importante. Lo veremos más adelante. Aunque debo reconocer que los actantes de ambas novelas cumplen funciones ideológicas pero avanzan hacia la configuración final del texto propuesto.

¿Es Ud. marxista?

No. Soy andino. Pero anduve casi toda mi vida con marxistas, por eso algunas de mis concepciones tienen esa isoglosa, esa marca. Pero no puedo negar que usé el método dialéctico para desentrañar la realidad: político, social y cultural. Si yo digo que esta roca tiene vida, ellos no creerán porque pertenece a otra forma de pensar. Si hubiera estado lejos del marxismo posiblemente mis ideas habrían sido más puras, sin contaminación. Por ejemplo, tu ensayo: “El hombre y el cosmos en la concepción filosófica andina” es fruto de tus andanzas en la historia. Si lees “Filosofía Inka” de Juvenal Pacheco Farfán encontrarás que sus cimientos se originan en el marxismo. Sigo creyendo que la filosofía inca se halla en la literatura oral.

Lo acusan de ser fundamentalista, qué puede decirnos al respecto.

Esa idea nace cuando aparecen “La novela puneña en el siglo XX” y “Literatura y violencia en los Andes”, en el primer ensayo se esboza una concepción ideo-estética para analizar los textos producidos en los Andes, es la teoría en sí. Pero en el segundo ensayo es la materialización de esa concepción estética, y cuando hablamos de un hecho ideo-estético nos estamos refiriendo a valores políticos, sociales, culturales, filosóficos, estilísticos, etc.

Pero cuáles son esos ejes del pensamiento andino que tanto erizan los pelos.

Hagamos un resumen de nuestra historia y empecemos con una pregunta: ¿Cuándo se rompió el hilo de nuestra historia? Cuando se asesinó al inca Atahuallpa, allá en Cajamarca. Ese hecho significó la destrucción de la estima colectiva porque se mató al hijo del sol. Políticamente el Estado inca se destruye y culturalmente se desata el etnocidio más cobarde de la historia universal. Desde esa vez, hasta hoy el Perú es inviable. ¿Quiénes crearon la república? Los criollos sin tomar en cuenta a los pobladores de los Andes. Nacimos con el espinazo quebrado. Se creó un Estado sin una nación. Nosotros, desde la literatura, hicimos los esfuerzos necesarios para crear una nueva conciencia. Lo hizo el Grupo Orkopata en su debida oportunidad, oímos la voz del poeta Miranda Luján. Dejamos constancia de nuestra voz en las páginas de la revista APUMARKA. El próximo año se cumple cien años del nacimiento de José María Arguedas, habrá que hacer algo. Y si rescatar y denunciar estos hechos significan construir cierto fundamentalismo, entonces soy un militante de ese fundamentalismo.

Por qué se puso punto final a la revista APUMARKA.

Fue un proyecto que nació en 1997. La idea fue editar doce números y se cumplió. En APUMARKA se puede encontrar diversidad de voces. Nunca fuimos dogmáticos, siempre creí en la libertad del creador: del poeta, del narrador, del pintor, del músico.

¿Hubo problemas durante ese proceso?

APUMARKA tuvo dos épocas. La primera fue financiada por la UNA hasta que aparece Patria Roja en el gobierno universitario, capturan todas las dependencias y me anuncian que ya no se auspiciará la revista APUMARKA por falta de fondos. Llegamos hasta el número 7. En protesta, el número 8 de la revista exhibe en su portada a una desnuda. Para algunos fue un escándalo. Hubo docentes que querían aportar para financiar otra carátula. Les expliqué que la revista ya no era de la UNA. Si bien es cierto que APUMARKA nace en la universidad pero siempre perteneció al GRUSEA (Grupo sur de escritores andinos), ésta fue la segunda época.

Entonces cómo se sostenía APUMARKA.

Con el aporte voluntario del Consejo Directivo, éramos 9 ó 10. Dábamos cien soles y se les devolvía con diez ejemplares de la revista. La edición bordeaba los dos mil soles, al final como director tenía que asumir el costo.

No me ha respondido el por qué de su desactivación porque se podía hacer esfuerzos para seguir editándola.

Por una sencilla razón, nos estábamos asfixiando, necesitábamos oxígeno. Habíamos llegado a un punto vacío. Ya no había ideas nuevas. Entonces buscamos un pretexto: Su financiación. Y se produjo la diáspora. Posiblemente los que dirigimos APUMARKA seamos conscientes de lo que aquí expreso. Necesitamos un poco más de tiempo para continuar investigando. En todo caso, la historia me juzgará.

¿Se considera un outsider de la literatura puneña?

Un outsider es un extraño, alguien que viene de fuera, por lo tanto es un desarraigado. Es posible que mi ausencia de Puno que fue larga y prolongada y que fui hechura de los intelectuales cusqueños: Luis Nieto Miranda, Gustavo Pérez Ocampo, Raúl Brozovich, Ángel Avendaño, etc. haya significado estar ausente en las antologías de José Luis Ayala y de Omar Aramayo. Pero si un outsider es también aquél que va contra la corriente, que cuestiona los principios teóricos que vienen de Europa, la globalización que busca destruir la identidad de los pueblos, la literatura regional marginada, la cosmovisión que impide llegar a la filosofía, etc. entonces soy un outsider. Muchos desearían que haya una sola voz, las voces disímiles asustan. Por eso amo la literatura porque te permite crear una realidad ficticia y en ella te envistes de poder y eliminas lo imperfecto o sea eliminas a quien tienes que eliminar. Por eso me odian los que creen que se hallan retratados en mi obra, particularmente en “La agonía de Kamachiq”

Finalmente, qué opinión tiene sobre la poesía de Padilla.

Leí la traducción de José Luis Velásquez Garambel, pero no los poemas que se hallan en quechua. No soy bilingûe coordinado. Padilla es limeño, no sé si su lengua materna sea el quechua. Si no fuera el caso, podría especular que se estructuró su poesía desde el idioma español. O sea como Rubén Darío. Él escribió su poesía en español, pensando en francés.