Han pasado los años y se nos ha hecho tradición, cada 23 de Abril, los estudiantes de la especialidad de Lengua, Literatura, Psicología y Filosofía de la Universidad Nacional del Altiplano se visten de personajes y salen a las calles de esta ciudad y visitan escuelas y colegios para incentivar la lectura; un corso de esta naturaleza no se desarrolla en ninguna parte del país y es en este día que la fiesta de la literatura se vive al máximo en nuestra tierra.
El 23 por la noche se desarrollan recitales, escenificaciones teatrales y lectura de cuentos, participan estudiantes, profesores de literatura y escritores de toda la región, que son los homenajeados, durante toda la semana, se desarrollan también presentaciones de libros, revistas, boletines y plaquetas, Puno se convierte en capital de la fiesta literaria del Perú.
Desde hace pocos años este evento se ha institucionalizado y forma parte de la Proyección Social de la especialidad de Lengua, Literatura, Psicología y Filosofía de la Facultad de Educación de la UNAP que ya en el 2011 mediante la Mg. Nataly Paca hizo que este evento creciera y difundiera más, ahora la responsable es la Mg. Sara Arista y es en homenaje al escritor Feliciano Padilla Chalco, distinguido escritor y profesor de la UNA-P.
Era inicios del 2007 y tuve la suerte de dirigir un taller de redacción creativa en la especialidad de Lengua –Literatura – Psicología y Filosofía de la UNAP, con un grupo maravilloso, en ese entonces eran estudiantes y ahora maestros de literatura: Nohemí Pilco Coa, Adalina Mamani Yucra, Edgar Pacompía Belizario, Miriam Apaza, Coral Aguilar, Mariluz Larico, Percy Mamani, Klever Sanga, Rey de la Cruz, Yoni Quispe, Percy Ahumada y Yudio Cruz Mendoza, ellos cursaban el tercer año y poseían una fuerza telúrica que se nutría de la poesía, con ellos organizamos recitales inusuales y verdaderos escándalos literarios. Me devolvieron la fe en la literatura y me contagiaron sus energías.
No teníamos horas para culminar y lograr un lenguaje poético dependía del esfuerzo que cada tallerista lograba solo a través de las lecturas y de correcciones continuas, se llegaba al talento por medio de una sola ruta “la corrección”, ese era nuestro único lema, pasábamos largos períodos frente a una pizarra buscando nuevas posibilidades de crear metáforas y logramos algo más importante “amor a la literatura”.
Días después recibí sendos memorándums de llamadas de atención, mis estudiantes habían pegado versos en cada una de las puertas de los salones de la Facultad, algo que no tenía por qué ser censurado de no ser porque en la puerta del decanato había sido pegada una pancarta que decía “CARLOS OQUENDO DE AMAT/ Decano- creatividad para las gestiones y el desarrollo de nuestra casa de estudios”, diseñada personalmente por la señorita Nohemí Pilco y que me costó un proceso administrativo y largas horas de hígado. Pero la literatura es el arma de inconformidad más poderosa que pueda existir, ella nos dota de “reflexión” de “capacidades críticas”.
En abril de ese año planeamos sacar a los personajes de las obras y ponerlos a caminar por las calles de nuestro Puno, visitar escuelas y colegios, hacer que la gente se pregunte por esos personajes, incentivar la lectura, ser la punta de la lanza que hiera a la falta de hábitos de lectura, protestar a nuestro modo por la ausencia de un apolítica cultural que potencialice a nuestra tierra, porque después de todo “gozar del arte y de la cultura es un derecho y una necesidad formativa y que todos por igual debemos tener acceso a las obras de arte”, “la lectura nos hace libres”, por el “derecho de leer”. Así fue cómo la especialidad se organizó, todos salimos a las calles, vestidos de personajes y las calles se confundieron entre la ficción y el realismo mágico.
Por las calles los niños preguntaban a sus madres qué eran y sus madres respondían “personajes de obras literarias” y los niños volvían a preguntar “quien es ese” y era el Quijote, Sancho, Ulises, Aureliano Buen Día, Hamlet y etc y etc. Cuando visitamos escuelas los niños se quedaban maravillados por la literatura y manifestaban sus ansias de lecttura, esas son las impresiones que logramos.
Fue curioso ver a Edgar Pacompía vestido de Hamlet con su calavera en mano tratando de asustar a los niños, a Checa y a Wilber Llaiqui vestidos de dos Quijotes más delgados que sus rocinantes y a Yudio Cruz quien vino de traje formal, como quien asistiera a un matrimonio, porque aducía que “era el escritor que había creado a todos esos personajes”, más aun en las entrevistas que los periodistas les hicieron, el Quijote respondió que “el periodista debía sentirse honrado porque después de todo era el único que tenía la oportunidad de entrevistarlo, porque que se sepa nunca antes había decidido salir a las calles y caminar en el mundo real”, así nació nuestro corso que va creciendo año trasaño.
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