domingo, 3 de noviembre de 2013

La UNA y la biblioteca puneña Feliciano Padilla “La universidad es lo que publica”. Una universidad que se precie de tal debe publicar tanto los resultados de las investigaciones de sus profesores así como las obras relacionadas con las letras, las ciencias humanas y las ciencias en general. Es más, si el presupuesto lo permitiera está moralmente obligada a publicar los estudios realizados por los puneños o puneñistas que han contribuido a difundir las diferentes facetas de la cultura puneña. Pues, bien, la Universidad Nacional del Altiplano tomó la decisión de publicar la Biblioteca Puneña, una colección de libros de historia, antropología, arqueología, literatura, lingüística y de cultura en general. Son cincuenta volúmenes con una tirada de mil ejemplares cada uno, que hacen una suma de 50,000 libros. Esta colección ha sido presentada hace un mes aproximadamente, por los intelectuales Ricardo Badini (estudioso italiano de textos churatianos); Hernán Cornejo Roselló, (prestigioso intelectual y periodista puneño) y; mi persona, en mi condición de profesor de la Universidad Nacional del Altiplano. La publicación de las 50 obras constituye un hito sin precedentes en la historia de la universidad peruana. Realmente se trata de un monumento a la cultura destinado a la perpetuidad, de una epopeya lograda con decisión y voluntad de trabajo. Y lo es más, si se toma en cuenta los 173 textos universitarios e investigaciones de los profesores que, también, se publicaron y se presentaron en la misma fecha. Esta acción de indudable trascendencia ha provocado dos tipos de reacciones. Los más, manifiestan su admiración y dicen que en este momento todavía no se puede valorar con sinceridad lo realizado por la UNA; que el tiempo, como un viejo sabio valorará como se debe, en su exacta medida y en su verdadera importancia las obras publicadas por la Universidad Nacional del Altiplano. En este momento, los doctores Lucio Ávila, Germán Yábar y Edgardo Pineda, todavía no sopesan la obra que han realizado. Cuando pase el tiempo recién volverán los ojos a esta acción y acaso no crean lo que han fomentado y hecho en favor de Puno, obra tan grande y tan importante relacionada con el cultivo del espíritu y la identidad. Por otra parte, los menos, dicen cómo va a ser un monumento; los monumentos solo se hacen con cemento y piedra. Lo triste es que no comprenden la metáfora, y esto que son poetas los que afirman de esta manera. Cómo son conscientes de que este argumento es endeble, han cambiado de discurso y argumentan que habiendo plata se puede publicar aunque sea 100 ó 200 libros. Creo sinceramente que no es cuestión de dinero. El presupuesto 2013 para la UNA fue recortado y sé que las autoridades de la Alta Dirección estaban haciendo algunas gestiones para recuperar el recorte. Esto por una parte. En segundo lugar se habla del canon minero que siempre se recibió en nuestra universidad. La diferencia es que en el 2012 y 2013, la UNA recibe el 50% de lo que recibía y; la Universidad Nacional de Juliaca, el otro 50%. Este hecho nos lleva a concluir que antes había más dinero que ahora. Ese es el punto que hay que analizar para subrayar la decisión y voluntad de quienes lo han hecho en el año 2013 y su gran capacidad de gestión. No obstante la claridad de estos argumentos, es posible esperar todavía la presencia de otros detractores que tratarán de echarle a estas publicaciones el lodo de sus ojerizas personales o grupales. Verán algunos intereses subterráneos y hasta actos de corrupción que yo ignoro completamente, porque hablo solamente de la trascendencia de esta odisea. Pero, las obras hablan por sí mismas. Es probable (no estoy asegurando) encontrar alguna incorrección por la cantidad de obras que se han publicado; sin embargo, no opacarán el valor mismo de las obras ni la importancia de esta acción irrepetible (50 títulos de la Biblioteca Puneña y 173 resultados de investigación y textos universitarios de los docentes) y gran anuncio de completar la Biblioteca con otros 50 títulos. Todo lo que piensa y hace el hombre es susceptible de perfeccionarse. Pero, ahora estamos enfocados en lo que tenemos a la mano: libros publicados que consolidan nuestra identidad cultural y divulgan nuestros saberes o los estudios acerca de nuestros saberes. Se trata, pues, de una acción sin precedentes en la historia de la universidad peruana. Ojalá que la UNA prosiga con esta política cultural, quizá no en la medida que ahora se ha hecho, pero, vamos para adelante. Con la presencia de Lucio Ávila, Germán Yábar y Edgardo Pineda confiamos en que así se hará. Y no dudamos que los futuros rectores y vicerrectores que releven a las autoridades actuales, también lo hagan, porque hay una ruta trazada con amor a Puno y a la Universidad Nacional del Altiplano.

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