domingo, 2 de julio de 2017

Puno fuera del mapa de pobreza
Al lado de Hugo Neira Ayer por la tarde, Javier Calderón me hacía una entrevista, le agradezco su deferencia, su bondad para conmigo, sí pues, pido perdón por haber dejado de escribir hace tiempo, por haber abandonado la docencia y a mis alumnos; pero no fue por voluntad propia, tenía la necesidad de llevarme el pan a la boca, como todos, pero hice lo que tenía que hacer, pelear por proyectos como la Biblioteca Puneña, y otros cientos de títulos que ahora circulan por todas las bibliotecas de nuestra región y del país. Aparte de asumir una serie de cargos administrativos, no solo en la UNA sino también en la UNAJ, que recién se había formado y había que hacer de todo para ponerla a funcionar en Juliaca, ahora, ni siquiera el tiempo me ha dado la razón sino los días, los cuantos meses que han pasado. Pero voy a narrar eso en un texto de memorias, porque a mi si me cerraron las puertas de todo, por ser honesto y por denunciar todo lo malo a través del diario del que fui director. Bueno Javier, te pido disculpas por la perorata anterior, empecemos por lo que te trae acá. Quién se atreve a pensar y en buscar futuro, ya que todo parece fugaz y también por lo mismo inlograble. Sí, el futuro parece estar lejos de los puneños, así como lejos están todas las propuestas de desarrollo ofrecidas por los, entonces candidatos al congreso, y por el mismo PPK, y ni qué decir por el ahora gobernador y por los alcaldes. ¿Dónde la zona de tratamiento especial? ¿Dónde el famoso “tren macho”?¿Las grandes autopistas que unirían a toda la región, las PTARs? Continuar con esta larga lista duele, y duele más saber que nos gobierna una masa acéfala. No hace poco, alguien, hablaba que Puno “no tiene peso político” y así ha sido los últimos 50 años, desde ese período no se logra nada para Puno; jamás formamos una clase política que evolucione con el tiempo y que se atreva a ver qué ocurrirá los próximos 20 o 50 años, una clase con prospectiva y con una conciencia estadística real sobre Puno, y menos una con sentido ético y moral. Hace 50 años, como dice mi amigo Omar Aramayo “no existe agenda Puno” y si pues, se hizo San Gaban, que por cierto no nos beneficia en nada, ni en Canon. Se hizo la Transoceánica, que solo nos trae la basura del Brasil, pero nada de desarrollo para Puno; la Binacional que más beneficia a Bolivia; pero no a los peruanos. En ese panorama ¿Cuál es la agenda para estas décadas, para el futuro de nuestra región? Bajo ese panorama saludo, y no lo hago mediocremente las dos grandes iniciativas que tuvo Iván Flores, la defensa territorial y las Plantas de Tratamiento para toda la región. Y no me digan que fue un sindicato el que lanzó la propuesta y lo obligaron, porque se sumaron después; pero hay que reconocer que está pagando la “falta de peso político de nuestros congresistas”, la falta de capacidad de negociación con el ejecutivo, el servilismo para con su ausencia de sentido común, y no me digan que trabajaron tanto que lograron declarar de interés público varios proyectos, cuando son solo buenas intenciones y verdaderos engaña muchachos, porque hasta ahora no se nota absolutamente nada. Yo creo que esa debe ser la agenda paliativa, mientras recuperamos la masa pensante para Puno.
Fijémonos que todos los grandes presupuestos del erario nacional nunca han sido invertidos en Puno. Bastara recurrir a la revista Poder de Junio reciente, donde con el título de “Mapa de riesgo” Cecilia Niezen e Iana Málaga nos grafican con mucha claridad que el proceso de reconstrucción de varios desastres han servido para fortalecer no solo con infraestructura sino “con formación de capital humano” a todas estas zonas caídas y golpeadas con los desastres naturales, y que finalmente se lograron grandes proyectos de mejoras de infraestructura para estas regiones. El terremoto del Cusco de 1950, que trajo como consecuencia la destrucción de la tercera parte de la ciudad, y con una adecuada administración les permitió reconstruir una ciudad atractiva turísticamente hablando, con una habilitación urbana con características para esos fines, además de una construcción de redes comunicacionales optimas, también les permitió fortalecer identidad sobre su pasado histórico, y en su universidad la formación humanística suficiente como para reflexionar “Cusco” desde lo arqueológico hasta lo hotelero, ello acompañado de una clase dirigencial sólida, no por nada corre el grito de “Cusco Rojo”, que aludía directamente a su situación gremial. Los terremotos de Arequipa de 1958 y 1960 les permitió desarrollar y embellecer enormemente las viejas campiñas y el centro histórico, la reconstrucción del puente fierro y establecer al mismo la uniformización en los criterios de la urbanidad en todo el eje central de la ciudad, a parte de crear hospital líder que fue el Goyeneche, genero al mismo tiempo conciencia y también un aparataje gremial fuerte que hizo que aparecieran líderes estudiantiles como Horacio Zevallos y otros ¿El terremoto de Ancasch 1970, ese mismo que desapareció a toda una población e hizo que el gobierno les creara todo su eje vial, o acaso Ancach existían antes de este desastre en algún mapa peruano? El Fenómeno del niño de 1983, fue secundad por el INADE, donde se beneficiaron a casi todas las regiones menos a Puno, en donde también bajo la dirección de Juan de Madalegointia se fortalecieron las vías de comunicación (carreteras) y vías de acceso a lugares sin poblaciones de acceso y por ende tampoco tuvieron muchos beneficiarios, a veces, lo entiendo ahora, luego de varios años que se suelen hacer obras en lugares inaccesibles solo por hurtar “legalmente del erario nacional”, no habiendo quien reclame, muerto el perro y muerta la rabia. El Fenómeno del niño 1997 – 1998. Liderado por el Comité Ejecutivo de Reconstrucción de El Niño (CEREN), presidido por Alberto Pandolfi, fue quizá el único que estuvo presente en Puno, reconstruyendo las vías de acceso a Capachica y llevando una que otra ayuda a ciertos lugares afectados, pero todo eso no tienen que ver en absoluto a con las obras de impacto que se hicieron en otras regiones El Terremoto de Arequipa 2001, donde la Comisión Nacional de Rehabilitación (CNR) que, por actos de corrupción efectuó por tres veces cambios a toda su comisión, los mismos que generaron conflictos políticos con sus autoridades locales, pero aún así, lograron reconstruir Arequipa y embellecerla. El Terremoto de Chincha-Ica-Pisco 2007, mediante la que crean el fondo de reconstrucción del sur (FRORSUR), formado por empresarios privados reajustando toda norma de adquisiciones y ejecuciones de obras con el estado hicieron lo que quisieron, y el resultado es obvio Chincha solo se reconstruyo en un 30%, y ahí siguen los problemas judicializados. Y es que ahora la corrupción llegó a la misma médula del estado. Y ahora los embates del norte 2017, Puno, a través de las 37 toneladas que la Municipalidad Provincial de Puno entregó hizo que los mapas de pobreza de la región se reduzcan, y eso puede corroborarse con las cifras que maneja el INEI, qué irán a decir los responsables de los programas sociales y del Ministerio de Inclusión Social de Puno. Es posible exigir obras en una región “que para muchos, especialmente burócratas, no es pobre” y cuya capacidad de gasto presupuestal, en relación a los gobiernos locales no supera a Julio el 25%. Es posible que se siga engañando al extremo con promesas de obras que jamás serán ejecutadas por inercia, incapacidad y por completa ausencia de profesionalismo, así nos ufamanamos de tener tres universidades que “forman profesionales”; pero profesionales para qué si su formación es completamente deficiente.

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