viernes, 4 de octubre de 2013


I Se elogia el nombre de la Amada Tu nombre fue un tibio cristal de madrugadas Venías, hornalla, sonando, desde la garaganta del arroyo. Te vertiste como la leche dulce – Sonrisas solares - hasta atenuar mi gesto, ¡copo de nieve! ¡pluma suave! ¡trino auroral! Ya confundo mi grito, atestado de voces, en tu rosa mejilla, adormida en amor, dulcemente engreida en mis fogatas… muñeca de ojo asiático, trigueña de Inti; te besamos, tierna mama, caricia de tu pulpa reclinada en mi músculo… ¡Brunilda: sorbo tu nombre desnudo, bañado en rocíos empapado en canciones! (este poema pertenece a INTERLUDIO BRUNILDICO de Gamaliel Churata)abajo reproduzco la nota con la que iba acompañado: Creo que al hablar de arte americano decir que no somos originales equivale a decir que no hemos encontrado el lenguaje que traduzca en fórmulas estéticas el contenido espiritual de América; esa fuerte emoción panteísta que, avasalladora y dominante, se impone desde el paisaje andino. Creo, incluso, que hablar de paisaje andino es un error léxico, y estrictamente, no es lícito. No podemos hablar de paisaje, con referencia al mundo americano, ni en sentido pictórico ni como interpretación del medio ambiente, ya que el paisaje surge como una forma característica de lo objetivo correlativamente a una determinada posición del intérprete. El paisaje es, pues, actitud vital, valorable sólo por quienes pueden proyectarse. Es situación en la que inciden los haces luminosos que hacen posible la comprensión total de lo interpretado, vale decir la VIVENCIA, acudiendo al léxico filosófico de la estética alemana. Lo inicial para vivir lo objetivo como paisaje es, pues, estar situado, y esto es lo que falta en América. Esta actitud vital no se ha precisado para el hombre andino. No hemos conseguido adoptar la posición conveniente para la vivencia de nuestro mundo particular. En otros términos, no estamos situados frente a lo cósmico. Esta carencia de actitud, dice tanto como desequilibrio entre psiquis y naturaleza; falta de correspondencia entre léxico y paisaje: en definitiva, total ausencia de espíritu. Acaso no sea posible para el hombre americano (refiérome al colla y quechua mestizos encasillados en la cultura de occidente) situar lo vital dentro de lo cósmico en la misma manera que lo han hecho los hombres de otras razas y de otras culturas, pero, faltamente, lo vital y lo cósmico americano deben mantener relaciones, deben mantener relaciones; deben existir entre ellos especiales nexos de correspondencia que no podemos aun precisarlos, siendo lo único efectivo por ahora, que nosotros IGNOREMOS DONDE COMIENZA EL HOMBRE Y DONDE CONCLUYE EL PAISAJE. Esta de momento aventurada afirmación pretende llevar implícita la solución de muchos problemas culturales, psicológicos y políticos, atribuyendo nuestra falta de contextura espiritual a un dislocamiento entre el cosmos y la vida. Aquellos de que vemos el paisaje deformado por lentes ajenos llegados de ultramar viene a ser un postulado axiomático para la solución del problema de nuestra cultura, acaso, sea preciso volver a asegurar que cada paisaje tiene sus líneas de enfocamiento que le corresponden sustantivamente. Dicho esto no parecerá extraño interpretar los poemas de Churata como paisajes verbales, donde el cosmos balbucea y la tierra dice su palabra ordenadora. Ha desaparecido el poeta en sentido clásico. Ha desparecido como intérprete transmutador de valores y solo vive como energía cósmica. La frase por é dicha es la que llega desde la soledad de la puna, por boca del viento, arrugada en el entrecejo del picacho, estrangulada por la garganta del abismo. Es la frase pura, lavada por el arroyo, dada a secar al sol y que surge limpia, mañanera, depurada, nuevamente vivida. Así por el despojo, por un renunciamiento heroico a todo lo cultural extraño, como hace Gamaliel Churata, se puede llegar a lo propio, a lo sustantivamente americano. Barbarie y primitivismo? No. Simplemente poemas que parecen dichos en el primer día del génesis de la palabra; cuando los vocablos claman por la realización de la forma e intactos de virginidad traducen un estupor mañanero de ojos deslumbrados. Poemas que son como un desgarramiento viril de la entraña cósmica; como el grito anunciador de una desfloración propicia al germen de las nuevas formas en el dominio del espíritu. A.D.D. 27 de abril de 1931.

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