No se puede dejar de hablar en una fecha como esta de una institución que nace del seno de nuestro pueblo, y obviamente no podemos dejar de reclamar y observar algunas de sus deficiencias y con la misma vehemencia festejar sus méritos, sin aspavientos ni mezquindades, no referimos a la UNA-P., que en esta fecha cumple un año más.
Entre 1833 al 36, un hombre que luchó en innumerables batallas entabla amistad con algunos puneños como Miguel de San Román y José Rufino Echenique, es nombrado prefecto de Puno y durante su gestión se crea el cercado de Puno, los edificios más importantes de la región como el Local del Colegio San Carlos, años más tarde por un azar este insigne hombre logra ocupar la presidencia de la República del Perú, se trata de Ramón Castilla; el mismo que junto a Juan Bustamante Dueñas, Miguel de San Román y Rufino Echenique logran que se cree en esta región La Universidad de Puno, que por cierto obedece a una ley nominativa que no considera numeración sino nombre propio (por lo que cuando alguien menciona la ley Nº 406, no sólo provoca una lisonjera sensación sino una molesta risa irónica, y más aún cuando tal dato se halla en una página oficial; ya que hasta antes de 1900 ninguna ley posee numeración, para ello se pueden revisar los archivos existentes).
Esta universidad nace con ideales liberales, progresistas y con las orientaciones de quienes le dieron el aliento de vida (como Bustamante Dueñas, el mismo Castilla y San Román); ello se mantiene con Juan Cazorla y con Manuel Pino (recordemos el acto heroico de al registrarse la guerra con Chile Marcha como soldado raso, con rango de cocinero, pese a ser graduado de Doctor en Jurisprudencia, presidente de la Corte Superior de Justicia de Puno, Madre de Dios, Andahuaylas y Cusco; así como Rector de la Universidad de Puno); sin embargo la organización cayó en manos del clero y fue esa ideología la que gobernó y se enquistó en el dictado de sus clases; pronto después de la Guerra dejó de funcionar.
Poco antes de 1960 se inician las protestas por una universidad propia, un grupo de puneños exigen la reapertura de la casa superior de estudios, la encabezan ciudadanos como Aquize, y especialmente el Dr. Samuel Frisancho Pineda, quien puso este diario a disposición de esta noble causa, a través de estas páginas escribieron y combatieron hombres de verdadera estatura moral e intelectual como los Dr(es). Adrián Cáceres Olazo, José Antonio Encinas, Emilio Romero y por supuesto el Ing. Enrique Torres Belón, y al mismo tiempo a través de estas páginas el pueblo adquirió consciencia de la necesidad de una universidad. La sangre común se enrojeció en el espíritu del puneño y pronto se iniciaron marchas, protestas que obligaron al gobierno a aprobar el proyecto presentado por el Ing. Torres Belón, quien ocupaba la presidencia del Senado de la República, en este proceso se perdieron muchas vidas… por ello esta universidad le debe a Puno, la sangre, la vida y el espíritu. Por lo que ninguna “Universidad” podrá ocupar su lugar, jamás se volverá a derramar la misma sangre, nunca el pueblo volverá a demostrar tanta fortaleza y no volverá el espíritu de lo puneño hacerse sentir tanto por la posibilidad de una esperanza de desarrollo regional.
En la primera sesión de la Legislatura Extraordinaria, de la noche del 27 de diciembre de 1960, fue aprobado el proyecto de Ley propuesta por el Presidente del senado, Enrique Torres Belón. En esta sesión 82 diputados votaron a favor y 10 en contra.
Finalmente, después de dos meses, el 10 de febrero de 1961 fue promulgada la Ley No. 13516 que reaperturaba la Universidad con el nombre de Universidad Técnica del Altiplano. Años después se promulgó la ley No. 23733, de 09 de diciembre de 1983, en que se establece una nueva estructura académica y administrativa para las universidades del país. Y ante el amparo de la que se cambia de nominación a “Universidad Nacional del Altiplano”.
Obviamente nuestra Universidad ha crecido mucho, a través de varias gestiones, (en mi opinión pueden identificarse cuatro momentos, el primero el del Ing. Alberto Barreda; el segundo, del Abog. Víctor Torres; del Dr. Juan Astorga y el de la M.Sc. Martha Tapia), los aportes a la región han sido varios; sin embargo, a modo de examen cuanto se ha desarrollado nuestra región, cuantas poblaciones han adquirido un nivel de vida mínimo, ¿se ha reducido la pobreza? ¿Realmente se han formado líderes académicos, políticos, científicos? Obviamente no podemos culpar exclusivamente a la UNA-P; sin embargo, es la única Institución por la que los puneños podemos sentirnos responsables y además podemos desarrollar expectativas de desarrollo, en el sentido de lo representa la responsabilidad del estado se refiere (sin desmerecer a la enorme labor de la UNCV, que ha venido también contribuyendo a nuestro desarrollo).
Podemos notar claramente, que el nivel de debate, de propuesta, de proyectos de desarrollo, de prospectiva cultural se la debemos a esta institución; sin embargo, en estos últimos tiempos las huelgas de docentes (claro a nivel nacional), las preocupaciones estudiantiles (expresadas a través de las tomas de locales) han frenado no sólo el desarrollo de la universidad, que no sólo perjudican al estudiantado, sino al desarrollo regional. Así como las pugnas políticas entre dos grupos que postergan nuestro desarrollo, y que más allá de los intereses de esos pequeños grupos que intentan servirse del esfuerzo de todos los puneños, nos deben un verdadero examen, y quizá desaprueben ante nuestra opinión.
Esperamos más desarrollo, más conocimiento, más extensión… no pueden aislarse, esconder y manipular el saber para generar espíritus mezquinos y mediocres, porque quienes luchamos porque existieran no nos merecemos esa desidia de su parte.
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