viernes, 28 de agosto de 2009

LA UNIVERSIDAD DE PUNO


Moisés Yuychud

Moisés Yuychud, en 1913 publicó un trabajo titulado “Ensayos Literarios” (tipografía EL INCA); a pesar del sugestivo título desarrolla temas disímiles, uno de sus capítulos trata sobre el Colegio Nacional San Carlos Y La Universidad de Puno. Sus fuentes como lo menciona Yuychud son: Dr. Santiago Giraldo, folleto editado en Puno en la Imprenta de El ciudadano en 1889. Federico Villarreal: Historia de las matemáticas en el Perú, publicada en la Gaceta Científica en 1888. Dr. Manuel Pino, Historia de la Universidad de San Carlos de Puno.- Dr. Francisco García Calderón: “Diccionario de la Legislación Peruana”. Periódicos Ilustrados y de la época.- Memorias de los diversos Rectores.
Gran parte de estos documentos son ahora desconocidos, el informe presentado por Manuel Pino a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no se conoce; sin embargo se presume que haya sido publicado en el anuario de Universidades del Perú; pero estos documentos se hallaban en la Biblioteca Nacional que sufriera un incendio en la década del 40 de los novecientos.

LA JUNTA GUBERNATIVA DE 1844.

La junta gubernativa de setiembre de 1844, instalada después de derrocado el Directorio de Vivanco, decretó la apertura y organización del Colegio de Puno. El arreglo interior y designación de cátedras se hizo en octubre por G. M. Dn. Miguel San Román, nombrándose Rector al Dr. don Antonio Salas quien duró en sus funciones hasta 1851.
Mientras tanto, el Benemérito General Alejandro Deustua, se empeñaba en la construcción del local del Colegio San Carlos. Su obra ha conquistado nuestra gratitud que durará como viva Puno.
El 02 de febrero de 1851 se instaló el Colegio en su nuevo local; de los pormenores de la fiesta no he logrado conseguir dato alguno.
En este año, el Dr. don Francisco Cabrera fue nombrado Rector. Por esta época, los alumnos eran por término medio cincuenta; habían siete profesores y se enseñaba: Religión, Teología, Jurisprudencia, Filosofía, Matemáticas, Geografía, Gramática Latina, Gramática Castellana y Música.
El Dr. Cabrera fue sacerdote, y en una de las inteligencias más privilegiadas que dan lustre a nuestro departamento. Estaba al corriente del último movimiento intelectual. De él se cuenta, que una vez, estando de paseo en Lima, fue a una de las mejores librerías con el objeto de comprar las últimas novedades científicas. El librero le mostró un libro como la última obra llegada a sus mostradores y la que, seguramente, los intelectuales de Lima, no la conocían. El Dr. Cabrera, cogió el tomo, lo revisó, pero….él ya lo había conocido.
En un lote de libros le había llegada la ponderada novedad y él sabía la doctrina desenvuelta en sus páginas y tenía formado su respectivo juicio a cerca del valor científico de la obra.
No sólo el Dr. Cabrera era un intelecto culto y de primera magnitud, fuera de estas dotes que son suficientes para darle un nombre, era todo un carácter. Es corriente una anécdota que pone de manifiesto la alteza de su personalidad moral. Se trataba de un asunto de política interna, las autorices quisieron comprometerlo en una farsa electoral; él rechazó semejante afrenta increpando al mismo Prefecto.
Semejante hombre rigió por cerca de veinte años los destinos de la juventud educada en Puno.
La revolución de 1865 motivó nuevamente la clausura del Colegio. En los últimos años sus rentas habían sido tan exiguas, que muchas veces fueron atendidas con el peculio propio del Rector Cabrera.
Por su talento, sus virtudes y su grande amor a la juventud, este sacerdote merece nuestro más grato recuerdo. Sensible es que hasta la fecha no hayamos honrado su nombre como bien se merece.
Aquí termina la segunda parte de nuestro estudio, para desvirtuar el error de confundir la vida de la Universidad con la del Colegio, es que voy a tratar en seguida, brevemente, de la Universidad de San Carlos de Puno, llamada así por la advocación a San Carlos Borromeo, en realidad se llamó “Universidad de Puno”
Después de vencer innumerables dificultades se consiguió de la Convención Nacional la ley de 29 de agosto de 1856, que creó “La Universidad de Puno”, para la enseñanza de las facultades de Teología, Jurisprudencia, Medicina, Filosofía y Letras, Matemáticas y Ciencias Naturales.
El 1° de marzo de 1858 se instaló solemnemente la Universidad proclamando por patrono a San Carlos Borromeo. El claustro se componía de diez y ocho doctores, quienes eligieron al primer directorio formado por el Rector, señor Dr. Dn. Juan Cazorla, Vice-rector Dr. Dn. Manuel Pino, Secretario Dr. Dn. Guillermo Pino, Tesorero Dr. Dn. Antonio Bueno, Fiscal Dr. Dn. Gabriel Barrionuevo.
Esta Universidad es notable porque en ella se dio por primera vez en el Perú, el grado de Dr. en Ciencias Matemáticas; el agraciado fue el señor Dn. Manuel Arias.
El 04 de Diciembre de 1859 se eligió el segundo rector que lo fue el Dr. Manuel Pino. En ese año se instaló en Puno la Academia de Práctica Forense. En este segundo bienio se optaron seis grados de doctor en jurisprudencia y uno en teología.
El 08 de diciembre de 1861 reelegido el doctor don Manuel Pino como Rector para el tercer bienio. La reforma del Reglamento de Instrucción de 1876 hizo desaparecer la Universidad de San Carlos de Puno.
El Dr. Dn. Manuel Pino fue, según la frase del Dr. Giraldo: “El valiente patriota que en los campos de San Juan y Miraflores y a la avanzada edad de 60 años, arma al brazo, dio a la juventud peruana ejemplo real y práctico del modo como se muere por la patria”.
El Colegio Nacional y la Universidad siguieron los mismos rumbos educativos que los demás institutos docentes de la República, con el agravante de que entre nosotros: las pasiones personales; las revoluciones políticas; las escasez de fondos; el pequeño y reducido número de personas de verdadero valor intelectual; el cambio frecuente de rectores, y probablemente el clima y las costumbres dejaron sentir más que en parte alguna sus funestas consecuencias. Como en las otras Universidades y los otros Colegios, entre nosotros, sólo dominaban los personalismos y los favores de familia; el pueblo, continuó mirando con el mayor desdén. Es posible que después hubieran vuelto sobre sus pasos, para dirigir nuestras masas, hacia la realización de nobles idealismos, como ha ocurrido en Lima, Arequipa, Cuzco, etc.; Pero mientras hubiera llegado la época de semejante evolución, probablemente, más males que bienes hubiéramos recibido.”

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