Escribe: Boris Espezúa Salmón
La publicación de “Beso de la Lluvia” Literatura Puneña, en dos tomos es registrada en el año 2008, y es una publicación realizada por CARE- Perú, dentro del marco del proyecto Calidad y Equidad en la Educación Intercultural en Puno, junto a estos esfuerzos se halla también la publicación del Libro Etnohistoria del Altiplano de Puno del Antropólogo Juan Palao Berastaín, junto a otras publicaciones. Estos libros son financiados por la Comisión Europea con la finalidad de mejorar el aprendizaje de niños y niñas andinos, las competencias de docentes y el fortalecimiento de las capacidades de la comunidad local. Nuestro comentario se centra en el “Beso de la Lluvia” cuya selección, notas y estudio crítico estuvo a cargo de José Luis Velásquez Garambel, a quien felicitamos por tan encomiable trabajo, que ha seguido en ascenso desde el año 2003 en que editó su revista Pallakmarka, con un CD digital adjunto, hasta mostrarnos una dedicación intelectual exigida en varios campos, que constituyen aportes al pensamiento histórico, filosófico y cultural de la región. Se trata de dos textos de formato amplio de más de 350 páginas cada tomo, que contiene en el primer tomo el rescate de una literatura oral, mitos y leyendas de nuestro altiplano, así como la narrativa tanto en sus géneros como cuento y novela, aquí debemos destacar las fotografías seleccionadas de la ciudad de Puno, a personajes ilustres, así como la selección de pinturas de David Frías, José Luis Barriga, Benigno Aguilar Paucar y la novedad de las pinturas de Diego Kunurana, hermano de Gamaliel Churata proporcionado por Pedro Pineda Aragón. En otras colaboraciones se destaca el aporte de la Biblioteca Municipal, El Centro Documental del Gobierno Regional y el Archivo Histórico Departamental. El segundo tomo corresponde a dar contenido a la Poesía Puneña en sus diversas generaciones, al teatro, y al Ensayo Puneño donde se insertan principalmente crítica literaria y artística. Este trabajo forma parte de la estructuración del Proyecto Curricular Regional que por estos días se encuentra presentándose en el Congreso de la República, a fin de que pueda en algo cambiar la visión tubular y no pluralista de nuestra educación peruana, donde Puno pueda constituirse en una experiencia piloto de tan pretendidos cambios.
Aunque la difusión de estos textos sigue siendo restringida, no por ello podemos dejar de comentar su importancia y su contribución que en definitiva significa llenar el vacío que hasta ahora subiste sobre el desconocimiento de la Literatura Regional, en diversos niveles educacionales, incluso en nuestra misma Universidad donde casi recientemente se han impulsado cursos referidos a la literatura regional. La estructura curricular propia es lo que tiene como finalidad la apuesta del contenido del presente trabajo. Por lo que este es un primer mérito, y el segundo es haber logrado privilegiar los textos, más que las referencias de los autores, para mostrar la evolución de nuestra literatura, y dejar que sea el lector quien aquilate el discurrir de una literatura que ha dado mucho que hablar y actualmente también suscita muchas expectativas.
Del primer tomo nos permitimos comentar la creación de mundo, a través de los diluvios tanto Aymara como de Wiracocha, los orígenes a través de los mitos Inkariy y Qollariy, el origen del Arco Iris, el gran día de viento, y las primeras narrativas orales como el Anchancho, el pleito del Gallo con el Pucupucu, los ritos y ceremonias en torno al Lago Titikaka. En la parte de la tradición, el relato y el cuento, existe el rescate de Narciso Aréstegui como uno de los iniciadores de la narrativa puneña, Telésforo Catacora, José Antonio Encinas, Alberto Rivarola, de quienes vemos que se abren en otras facetas que no son las que conocemos de ellos, y que con igual solvencia intelectual demuestran una férrea puneñidad, después vendrán los conocidos Gamaliel Churata, Mateo Jaika, rescatando a otros como Lizandro Luna, José Portugal Catacora, Oscar Velasco Meza, Rubén Ponce Alvarez, hasta los últimos como Waldo Vera y Elard Serruto, pasando por Luis Gallegos, Omar Aramayo, Jorge Florez-Áybar, Feliciano Padilla, lo interesante de todos estos relatos es que tiene como eje nuclear su motivación sobre Puno, su escenario, sus costumbres, su religiosidad, y cosmogonía, que efectivamente hacen una unidad en lo que se quiere mostrar de lo hecho por autores que sintieron a Puno en lo más hondo de su ser, por lo que en este tomo se hace un despliegue nada apretado de nuestra Literatura, donde las imágenes, los comentarios, las fotografías e ilustraciones encuentran una sincronía agradable a la vista y a la información necesaria sobre el quehacer narrativo en nuestra región.
Del segundo tomo, podemos comentar una selección de poemas un tanto vasto y suficiente, que arranca con la poesía oral, y luego con los clásicos de nuestra poesía puneña que es imposible prescindir como Gamaliel Churata, Dante Nava, Alberto Mostajo que es reivindicado con justicia y valoración, siendo una novedad el rescate de Manuel Z. Camacho como poeta. En la introducción a este tomo se recoge un comentario de un taller de escritura creativa de Barcelona, donde se dice que: “La poesía no puede transmitir información, si lo haría dejaría de ser poesía”. Lo que de modo particular es polémico, ya que en esa línea estaríamos negando a poetas como Homero, Borges, Paz, Neruda, y al propio Vallejo y Churata, cuando considero que una función básica de la poesía es crear conciencia justamente a través del contenido poético que se transmite. También recoge la propuesta ya lanzada por Omar Aramayo de los momentos de la Poesía Puneña, que en el presente caso, se considera siete momentos, que es un modo temporal o generacional de apreciar la evolución de nuestra poesía, éste tomo culmina con una selección de ensayos críticos. No es fácil atreverse a hacer una muestra o una antología de poesía sin caer inevitablemente en ser en algo arbitrario, donde no pueden estar todos, y donde no siempre se puede conjuncionar en criterios de consenso. Particularmente me parece bien que de los poetas últimos, se establezca como criterio el seleccionarlos un cierto establecimiento en el quehacer poético, y señalar que debe esperarse una obra mayor o una labor permanente para poder apreciar con mayor amplitud su poética sostenible en el tiempo. Poetas como Jesús Cáceres, Vladimir Herrera, Jovín Valdez que en otras antologías son obviados, no son rescatados, ahora se le da su lugar que permite ser mejores re-apreciados, con poemas que justifican su inclusión. En suma se trata de un panorama importante de nuestro quehacer poético.
Finalmente, es necesario señalar que los homenajes a Dante Nava, a José Paniagua Núñez, hechos últimamente demuestran y justifican un sitial que relativiza, criterios que quizás de modo injusto los prescinde de las antologías de poesía puneña. También es oportuno felicitar el esfuerzo de Henry Esteba, por su muestra de Literatura Regional, editada recientemente, con otro criterio diferente para no ir con la corriente del canon y su centralismo, sino más bien con una propuesta descentralista donde por cada provincia se registran poetas y narradores representativos, que nos permite apreciar de modo diverso que en este vano oficio, hay pulsaciones que desde los confines, día a día construyen con versos la región y el país, de repente no debió de estar ausente algunos comentarios muy puntuales pero, en la perspectiva que comentamos se logra su propósito. Con propuestas como la de José Luis Velásquez y Henry Esteba, se hace cohesión y puneñidad, para ellos y para los auspiciadores felicitaciones por su contribución a nuestra cultura.
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