José Luis Velásquez Garambel
Eloy Jáuregui, un intelectual, decía ayer en un comentario publicado en la revista del Diario La República en alusión y en defensa del Dr. Hugo Neira, director de la Biblioteca Nacional, defensa y opinión juiciosa que compartimos en forma cerrada: “Un intelectual, aquí o acullá, es un ser desechable… Un microempresario de lencería de cuy es más importante. Un minero igual… De ahí que habitamos en la patria de los “ayayeros”. El sobón, ese PBI del Estado-Nación, conduce 4x4 y paga con tarjeta. Tiene esposa, amante y trampa. Es formal, informal y delincuente... Lo admiran en el clan y en el feudo. Es un triunfador.
Al intelectual no. Palo con él. Que sufra por cojudo. Para qué abstrae de la cosa nacional. Para qué mete su nariz. Para qué lee. Para qué escribe. Para qué publica. Para qué expone. Entonces, encebóllenlo, que se atolle... Jódelo...”
En un país como el nuestro el intelectual no tiene sitio, simplemente es un ser inexistente; me equivoco, es un parásito al que hay la necesidad de exterminarlo, hay que perseguirlo y destruirlo, desaparecerlo definitivamente y para ello han confabulado todas las instituciones del estado y efectivamente, como lo dice el Eloy Jáuregui, lo han hecho con la inteligencia del país como Oquendo de Amat (gracias por mencionarlo), y podemos sumar más nombres de puneños, claro para el caso nuestro, como los de Gamaliel Churata, Cuentas Zavala, entre otros y lo siguen haciendo. Solo el sátrapa, el corrupto, el ladrón tienen lugar en esta sociedad. A ellos hay que aplaudirlos y si es necesario celebrarlos, otorgarles premios y hacerlos modelos de comportamiento.
Pero ese no es el caso, lo cierto es que el Dr. Hugo Neira, ha batallado, como sus antecesores, y entre ellos ese mendigo de Ricardo Palma, por lograr más libros para una biblioteca pública y el estado nada, sólo que jode y jode y con eso mutila la inteligencia del país. En nuestro caso, hay la necesidad de dignificar nuestras bibliotecas, que desde hace buen tiempo están totalmente desabastecidas de libros actuales, y por el contrario, se han reducido en algunos casos su espacio vital, como es el caso de la biblioteca municipal Gamaliel Churata, y se instalado en ella un Internet con el pretexto de tratarse de una biblioteca virtual. Y eso lo hemos permitido.
Sr. Luis Butrón una “Biblioteca Virtual” no puede ser eso que usted ha instalado en ese local, en primer lugar, ¿Cuántos libros puneños han sido subidos a la red? ¿El mundo tiene acceso a lo que los escritores de Puno produjeron? Para nada, claro, no digo que el servicio se malo. Pero debe tener otra ubicación, ese no es el lugar apropiado para instalar un Internet.
Por otra parte las personas que se hallen trabajando en dichas bibliotecas deben ser personas idóneas, que conozcan de los libros que los usuarios requieren, y en la Biblioteca Municipal sólo cuenta usted con dos personas que aman su trabajo, y esas son Don Paulino y Don Andrés. Y parece que usted confabula al colocar en dichas instituciones a personas que a uno lo espantan de la lectura, que cuando uno va y las atienden ya no tiene ganas de volver a la biblioteca, por que son personas a las que los libros les produce alergia y malestar.
Claro, existen otras excepciones como doña Yanina de la Riva del CENDOC, quien continuamente hace gestiones, en forma personal por mantener el centro de documentación del Gobierno Regional con libros actuales. Ese mérito merece un elogio aparte. Por otra parte habrá que preguntarse ¿En qué bibliotecas puede uno encontrar libros que traten sobre Puno?
Eloy Jáuregui, un intelectual, decía ayer en un comentario publicado en la revista del Diario La República en alusión y en defensa del Dr. Hugo Neira, director de la Biblioteca Nacional, defensa y opinión juiciosa que compartimos en forma cerrada: “Un intelectual, aquí o acullá, es un ser desechable… Un microempresario de lencería de cuy es más importante. Un minero igual… De ahí que habitamos en la patria de los “ayayeros”. El sobón, ese PBI del Estado-Nación, conduce 4x4 y paga con tarjeta. Tiene esposa, amante y trampa. Es formal, informal y delincuente... Lo admiran en el clan y en el feudo. Es un triunfador.
Al intelectual no. Palo con él. Que sufra por cojudo. Para qué abstrae de la cosa nacional. Para qué mete su nariz. Para qué lee. Para qué escribe. Para qué publica. Para qué expone. Entonces, encebóllenlo, que se atolle... Jódelo...”
En un país como el nuestro el intelectual no tiene sitio, simplemente es un ser inexistente; me equivoco, es un parásito al que hay la necesidad de exterminarlo, hay que perseguirlo y destruirlo, desaparecerlo definitivamente y para ello han confabulado todas las instituciones del estado y efectivamente, como lo dice el Eloy Jáuregui, lo han hecho con la inteligencia del país como Oquendo de Amat (gracias por mencionarlo), y podemos sumar más nombres de puneños, claro para el caso nuestro, como los de Gamaliel Churata, Cuentas Zavala, entre otros y lo siguen haciendo. Solo el sátrapa, el corrupto, el ladrón tienen lugar en esta sociedad. A ellos hay que aplaudirlos y si es necesario celebrarlos, otorgarles premios y hacerlos modelos de comportamiento.
Pero ese no es el caso, lo cierto es que el Dr. Hugo Neira, ha batallado, como sus antecesores, y entre ellos ese mendigo de Ricardo Palma, por lograr más libros para una biblioteca pública y el estado nada, sólo que jode y jode y con eso mutila la inteligencia del país. En nuestro caso, hay la necesidad de dignificar nuestras bibliotecas, que desde hace buen tiempo están totalmente desabastecidas de libros actuales, y por el contrario, se han reducido en algunos casos su espacio vital, como es el caso de la biblioteca municipal Gamaliel Churata, y se instalado en ella un Internet con el pretexto de tratarse de una biblioteca virtual. Y eso lo hemos permitido.
Sr. Luis Butrón una “Biblioteca Virtual” no puede ser eso que usted ha instalado en ese local, en primer lugar, ¿Cuántos libros puneños han sido subidos a la red? ¿El mundo tiene acceso a lo que los escritores de Puno produjeron? Para nada, claro, no digo que el servicio se malo. Pero debe tener otra ubicación, ese no es el lugar apropiado para instalar un Internet.
Por otra parte las personas que se hallen trabajando en dichas bibliotecas deben ser personas idóneas, que conozcan de los libros que los usuarios requieren, y en la Biblioteca Municipal sólo cuenta usted con dos personas que aman su trabajo, y esas son Don Paulino y Don Andrés. Y parece que usted confabula al colocar en dichas instituciones a personas que a uno lo espantan de la lectura, que cuando uno va y las atienden ya no tiene ganas de volver a la biblioteca, por que son personas a las que los libros les produce alergia y malestar.
Claro, existen otras excepciones como doña Yanina de la Riva del CENDOC, quien continuamente hace gestiones, en forma personal por mantener el centro de documentación del Gobierno Regional con libros actuales. Ese mérito merece un elogio aparte. Por otra parte habrá que preguntarse ¿En qué bibliotecas puede uno encontrar libros que traten sobre Puno?
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