jueves, 29 de octubre de 2009

Los beneficios de la huelga universitaria






José Luis Velásquez Garambel


Uy, aquí tengo un gran problema. Lo digo con sinceridad, porque en la mesa de redacción los amigos me piden que hable, que estire la lengua, sobre una percepción personal de la huelga en la que se halla la UNA-P. Supongo que después de esta nota, mis colegas del SIDUNA, me quitarán el habla y también los colegas que se hallan en esta medida de lucha, que para ellos resulta justa, en su calidad de nombrados u ordinarios, más no así para los contratados. Y lo hago también en mi calidad de docente asalariado, ya que se me adeuda desde casi todo el segundo semestre 2008 -II, es decir, escribo desde una condición de “maltratado”. Intentaré no hacerlo con el hígado, pues creo que ya no lo tengo.

En verdad, con la huelga las únicas que ganan son las universidades privadas, que no ofrecen una formación real y menos de calidad, que fungen de cooperativas o programas de cobro masivo, universidades “saca plata”, que bajo una institucionalidad asaltan ante el amparo de la ley y promueven la entrega (o venta) masiva de títulos profesionales, no precisamente a los más capaces sino a quienes tienen más dinero, así tenemos ese eslogan “recibe tu título como si hubieses estudiado en Lima”, lo puede escuchar el lector en varias radioemisoras de la región. Y es que en Puno, tenemos temor que nuestros hijos postulen a la universidad nacional, miedo de que el tiempo de sus estudios se prolonguen más de lo debido, por la pérdida de tiempo que en ellas se acostumbran, por la poca seriedad que tienen y también, porqué no decirlo, por la calidad de sus docentes. Obviamente yo no me exceptúo; pero ¿una universidad “saca plata” tendrá mejores docentes? Tendremos que verlo en coca y habrá que preguntarle a la pachamama.

Bueno, un docente nombrado, firme o no firme el parte de asistencia recibe el mismo salario de siempre, y asista o no a las reuniones que la autoridad, el decano o el jefe de departamento, y hasta el sindicato convoquen cobra igual. Y si se da la homologación serán de seguro los primeros en beneficiarse, esta homologación no alcanzará, como no la ha hecho, a los pobrecitos contratados, que son utilizados como balas de cañón, lo que tienen que enfrentarse con los furiosos alumnos, que en este caso tienen toda la razón. Y los que tienen que pasar a las filas que marcharán por las calles y se tragarán el polvo y sufrirán la insolación.

Otra verdad, es que un nombrado, recibe más dinero por menos horas de trabajo que un contratado, pues generalmente tienen 14 horas y ganan sino tres, cuatro, y cinco veces más que un maltratado; y en la otra orilla se halla el parcialero, el que tiene que mirarles la cara a los nombrados e hipócritamente seguir con la huelga, porque si rompe el discurso o reclama sobre algo, inmediatamente se le vienen contra uno como si fueran una jauría hambrienta. Algunos “colegas” y no precisamente del sindicato muchas veces no participan de la huelga son los primeros en cobrar por trabajos que no hacen, los que se dan de vaca, o acaso preparan unas vacaciones adelantadas, todo por la vía formal, por cierto.

Un docente ordinario (nombrado) jamás acepta cursos de práctica, porque el que tiene que caminar y preocuparse por sus alumnos es el contratado pobrecito, al que le pagan menos y trabaja más, aún en plena huelga. Porque si no lo hace no le pagan; pero, sobre todo “¡pero!” Si el contratado no cumple con acatar la huelga, palo con él, en el próximo semestre no lo contratamos y que se joda. Éste ha perdido la capacidad de decir algo y que siga viviendo de los mendrugos que la autoridad le lanza desde la mesa de su banquete.

Si se recibe un dinero extra por productividad o por investigación, ese dinero no llega a los contratados, que en una gran mayoría son quienes desarrollan investigación, y si lo hicieran sería un monto irrisorio, pero Maruja o Martha algo es algo, peor es nada y quizá alcance para un buen libro que aumente el discurso del docente, y no sea puro floro. O por lo menos pasee el libro bajo el sobaco culto y con ese simple hecho despierte en el alumno el ansia por la lectura. Con eso estaría haciendo gran magisterio.

Caramba, se ha puesto de moda hablar de acreditación universitaria, es como una muchacha que ve un vestido nuevo y le encanta el color y decide ponérselo, sin interesarle lo ridículo que pueda verse con ella, no le importa el modelo ni la talla y al fin de cuentas tampoco le importa si con ella se verá huachafa. Realmente ¿se tendrá las condiciones de competir en un nivel de acreditación con universidades como la Católica de Lima, la Ricardo Palma, la San Marcos? ¿El nivel de los docentes, por más grados que se tengan, por cierto algo que no asegura nada, será suficiente para acreditarse? Los responsables esconden información como si se trataran de los monjes del medioevo, esos que escondían los libros por, según ellos, ser profanos, como verdaderas viejas cucufatas y a quienes mediante esta breve nota intento remangarles las faldas.

Bueno, a fin de cuentas, que ya les conté un poco de lo que pasa en mi Universidad, a la que quiero y a la que tanto debo, y escribo para que ella mejore y sea más, no me queda sino rezar para que pronto se solucione todo, que mis colegas nombrados por fin logren su homologación, para en el caso de las damas se tiñan el pelo e inviertan más en su apariencia (esmaltes y ropa) y los colegas varones terno y perfume; pero cuidado ya no compren más libros, la lectura les puede ocasionar derrame cerebral. Aunque después de esto lo más probable es que nunca me paguen y todo el trámite se empapele, como se ha venido empapelando y que a la semana siguiente deje mi condición de docente por bocón y lengua larga y el sindicato me expulse. Y yo maldiga al ordenador por no haberse contagiado de esos virus informáticos…que en estas ocasiones son un verdadero ángel de la guarda.

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