Juan Carlos Ortiz Z.
En los medios literarios de la ciudad de Puno, al menos los que se reflejan como muestras en las entrevistas televisivas esporádicas, se escucha con regularidad hablar de la poesía puneña que sobresalientes poetas han legado para nuestra literatura, y, se habla también de los poetas actuales de trayectoria, y como no, de las jóvenes promesas en este género, que han asomado significativos trabajos que incluso han merecido reconocimientos.
En cuanto a la narrativa, cuando se habla de ella, poco por cierto, se toca el punto en términos generales y vagos, inclusive con un entusiasmo limitado. Se señalan cosas como, la narrativa puneña (generalizando) tiene escritores representativos y cuajados como Feliciano Padilla, Florez-Áybar. A la pregunta de si hay nuevos escritores, se refiere que sí los hay. Casi nunca se señalan nombres, excepto el de Christian Reynoso por las publicaciones alcanzadas hasta el momento. A diferencia del género de la poesía, no se habla de promesas o de futuro esperanzador en la narrativa de la ciudad.
Este panorama opaco para la narrativa, al parecer en este año insinúa cambios, iniciándose una especie de “vuelta de tuerca”, en la dirección más auspiciosa. Prueba de ello es la aparición reciente de “Días secretos”, libro de cuentos de Bladimiro Centeno Herrera, Ornitorrinco (2009), en la que el autor alcanza doce historias, la mayoría de ellas de buena factura.
La aparición de un primer libro para un escritor con aspiraciones (nos referimos a aquel que pretende llevar una “carrera literaria”, y no al que escribe como pasatiempo o por el entusiasmo del descubrimiento momentáneo de un objeto), conlleva la preocupación esencial y primera de alcanzar el dominio del lenguaje literario. Nos referimos por supuesto al manejo de un lenguaje fluido que pueda llevar al lector de un tirón a los finales de cada historia en la narrativa corta. En el caso de Bladimiro Centeno, la aproximación al dominio del lenguaje literario, es sin duda una realidad, así lo dejan notar sus historias, nos referimos por supuesto a sus cuentos recientes como “Zona secreta”, “Mundo de cristal”, “La fotografía”, “El viaje” y otros, que poseen un lenguaje que le imprimen un buen ritmo a las historias.
Otras preocupaciones que gravitan en torno a una buena narrativa, tienen que ver con los recursos que se manejan para contar historias, y también, por supuesto, está la propuesta temática entre otros. En “Días secretos”, encontramos algunos recursos interesantes en el desarrollo de historias, éste es el caso de “El color de las piedras”, en el que se cuenta los eventos ocurridos al personaje, conjuntamente a los indicios o interpretaciones que el autor da a partir de un conjunto de piedras.
En cuanto a la propuesta temática, no obstante que el libro trata sobre el amor (tema recurrente en la literatura junto a otros), en este caso diríamos amores clandestinos, se advierte un elemento particular e interesante. Se trata de la interacción de dos mundos diferentes, a través de los personajes en algunos cuentos. Nos referimos a las relaciones que se dan entre personajes que provienen de “sociedades” diferentes, la andina y la occidental, relación en la que sale a relucir las diferencias raciales, que el narrador deja entrever en la descripción de los personajes y las acciones, de forma directa en “La llamada”, por ejemplo. La presentación de este conflicto, que no es otra cosa que el racismo manifiesto, recrea la situación por la que atraviesa nuestra sociedad, y no en el plano de lo cotidiano como es usual, sino en contextos únicos cómo la educación superior.
El libro de Bladimiro Centeno en conjunto, es un trabajo que alcanza un buen nivel narrativo, y que le suma a la práctica de la prosa puneña reciente, el rasgo de calidad que se necesita para la muestra de la literatura de esta región, en el plano nacional, junto a los escritores que ya han alcanzado hace un tiempo, el reconocimiento en el país.
Aparte de ello, debemos decirlo, la publicación de “Días secretos”, debe llevarnos a echar una mirada seria a la narrativa puneña de los últimos años, en los que se han ido publicado trabajos, no pocos, que permiten tener un corpus suficiente para la mirada especializada de la crítica.
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