miércoles, 30 de septiembre de 2009

S O L I L O Q U I O



Américo del Campo


El individuo que atormentado por problemas existenciales toca fondo, puede superar ese punto de quiebre y transformar positivamente su personalidad. Ese tipo de cambios cualitativos sucede también en la sociedad, en cuya estructura social vieja con visos de muerte, anida el germen de una nueva sociedad. ¿Recurrencia fatal de la historia, como señalan pensadores geniales? La historia misma confirma esa evidencia. Por esa razón, para esta primera década del siglo XXI, la humanidad que está en su punto de quiebre por causa del neoliberalismo, calentamiento de la tierra y ceguera espiritual, paradójicamente posee claridad mental que le posibilita lúcidos y positivos rumbos. Así que éste es tiempo de reflexión, de acción no sólo hacia afuera sino primordialmente hacia adentro. Mas ¿Podrán reflexionar políticos y religiosos de todo pelaje que no saben qué hacer con las mentiras acumuladas en sus programas y doctrinas? ¿Podrán reflexionar los capitalistas que se pudren en dinero? ¿Podrán reflexionar los corruptos que infestan la sociedad mundial?

Bien, así doy rienda suelta al monólogo de este día:

A las transnacionales que se devoran entre ellas y que se engullen a empresas públicas y privadas menores, así como a los gobiernos poderosos que hacen estallar guerras hipócritamente en nombre de la paz, no les interesa la vida en el planeta. Son pues los jinetes del apocalipsis. Parte de aquella avalancha siniestra la conforman los fabricantes de armas y el fanatismo de políticos y religiosos que creen poseer la verdad. Ante tamaña falsedad, a mí, como a otros, me ilumina la sensatez. Por eso opino de la siguiente manera: La humanidad se derrumba por la espiral decadente porque el hombre sigue ignorando el conocimiento y dominio de sí mismo. Del inconsciente, constantemente, emergen sentimientos negativos que perturban al consciente, haciendo que la persona cometa crasos errores, agreda, mienta y racionalice (“justificación lógica y consciente de un comportamiento que revela otras motivaciones inconscientes”). Un ejemplo simple de racionalización: En un debate institucional, alguien que encuentra en otro certeros argumentos, siente envidia en el inconsciente y conscientemente impulsado por esa envidia, refuta por refutar, con aparente serenidad y sin argumentos válidos; justifica su intervención diciendo que lo hace con el sano propósito de aportar ideas. Así pues, la mayoría racionaliza y los que razonan son egoístas, ególatras, egomaníacos, egocéntricos, egotistas, por supuesto que con excepciones, porque si no fueran por éstas, ya no habría nada alentador en qué creer e incluso soñar.

Prosigo con esta auto “disertación” que, estoy seguro, para muchos resultará estridente, obnubilada y perturbadora:

El Yo consciente no va a la par con el Yo inconsciente, razón por la que es fundamental en la vida encontrar equilibrio entre consciente e inconsciente. Un gran maestro espiritual dice “hay que convencer a ese monstruo estúpido, rabioso y escondido del inconsciente”. Sigmund Freud afirma que “hay que desenmascarar al inconsciente disfrazado de neurosis”. Esas dos afirmaciones se refieren al conocimiento y dominio de sí mismo. En diferentes culturas de la antigüedad se enseñaba el conocimiento interior del ser humano para su desarrollo integral, para alcanzar equilibrio emocional y sano juicio. Enseñanza que, a lo largo de milenios, fue de conocimiento secreto y de élites. La gran mayoría permanecía víctima de los arranques del inconsciente, del ego que es egoísmo y causa de la desdicha humana, con sus funestas expresiones de lucha por el poder, el dinero y la fama. Por eso, la injusticia con sus guerras y brechas gigantes entre pobres y ricos, caracteriza a la humanidad desde siempre. Sin solución hasta el momento, primera década del siglo XXI, porque se sigue insistiendo sólo en el cambio externo (social, político y económico) que sin duda es fundamental; pero no en el cambio interno del ser humano, necesario e imprescindible para que éste adquiera equilibrio emocional y sea eficiente en la lucha por la justicia social. Este concepto sobre el cambio positivo del ser humano, tan despreciado por la intelectualidad soberbia, hay que repetirlo constantemente. ¡Cambio social y cambio individual deben ser complementarios!

Todos hacen su propio mundo. Con sus deseos, ilusiones y creencias, aplastados por convencionalismos e influencias casi siempre negativas que los convierte en piezas del engranaje social rutinario y mediocre. Se liberan de la esclavitud de ese engranaje quienes escudriñan dentro de sí mismos y quienes son contestatarios ¿Una de las peores lacras de la humanidad? : Los enfrentamientos armados, con sus falaces justificaciones. La discriminación racial, abierta o hipócritamente disimulada. La mentira de la mafia de poderosos que gobiernan el mundo. La supremacía de la mente racional y racionalizadora (término que ya definí y al que se le debe prestar atención). De modo que no se trata de una sola lacra, sino de varias. Muchos principios se han desvirtuado en el mundo. El poeta tiene la palabra: “Cuántos sonidos, cuántas voces, ni sonidos son, ni voces. Como el hierro candente, nos abrasa el hierro helado. Pájaro azul de lejos, no parece azul de cerca”. ¿Que si soy un triunfador? Yo no vivo la vida como si ésta fuera una competencia y no pertenezco a la jauría de triunfadores y perdedores. Soy un individuo libre para ser yo mismo y vivir mi propia vida con serenidad, gozo y servicio. No, no soy filósofo. Soy un simple hombre que habla simplezas que brotan de ese mar profundo de la experiencia; pero de una experiencia de tribulaciones fecundas y no de sufrimientos infecundos. Los filósofos son controvertidos soñadores de posibilidades e imposibilidades; son siempre pensamiento vivo.

Voy por los incomprendidos y despreciados caminos de la meditación. No, no pertenezco a ninguna religión terrenal. Practico la religiosidad cósmica. ¿Amigos? : Pocos, y a bastante distancia. La amistad parece que fuera sutil reciprocidad de oportunismos. No obstante, respeto a mis amigos leales. Antepongo principios a la simple relación familiar y amical. Por supuesto: me ubico en la trinchera de ideas antiimperialistas. Todos pues somos parte de la enmarañada vida repleta de errores, debilidades y sobre todo autosuficiencias. ¿El amor? Es el bien y se ramifica en amores paternales, maternales, filiales, de pareja y otros más por allí. Es egoísmo cero, es dar sin esperar recompensa, como el de los padres a los hijos y a veces como el de éstos a aquéllos. El amor de pareja puede ser sincero al principio, después es rutina, aburrimiento o conveniencia recíproca. Hay excepciones por supuesto. ¿La infidelidad en la pareja? Es problema de mayorías, porque la pasión amorosa y sexual se debilita con el tiempo, debido a que no hay confianza y conocimiento entre cónyuges o convivientes. El fracaso amoroso y sexual de varones y mujeres es rotundo, porque se desconoce la transmutación sexual, el idilio y erotismo sublimes.

Volteando la página: ¿Qué una obra literaria no resuelve problemas sociales ni emocionales? Correcto. ¿Qué los literatos son vanidosos? Correcto, pero no sólo ellos. Por lo menos le dan un toque humano a la vida. Exponen hechos sociales y psicológicos valiosos. En los diferentes campos del saber, hay personalidades con obra meritoria, de trascendencia y hasta genial en ciertos casos; pensadores comprometidos con la justicia social y la paz. Mas, hay aspectos intrincados que enturbian el saber: Mucha especialidad y términos creados en lo económico, político, social, artístico, etc., ¿Para qué la economía como ciencia, si da por resultado un fracaso estrepitoso del manejo económico mundial? ¿Para qué los “ismos” literarios y artísticos? ¿Banalidades y soberbia intelectual? Mucha parafernalia que atiza vanidades. Para mí la cosa es clara: Los científicos y humanistas, vocacional y profesionalmente pueden ser gente realizada, pero muchos de ellos con inteligencia emocional deficiente. Los artistas, siempre controvertidos. Veamos: Al pintar un cuadro, escribir una partitura, un poema o una novela, el creador goza creando y listo, eso es lo más significativo. Si hace conocer su creación se sentirá mucho mejor, siempre que no se apasione por la fama. Si esto último sucede, se hunde en ambiciones delirantes, tormentos emocionales, y sufre miserablemente. Y cuidado: esto caracteriza a la mayoría de creadores. Casi a todos. El hecho es simple y natural: Cada creador tiene su propia medida. No puede ir más allá. El talento es un don dosificado. Si no se es consciente de esa verdad, también se sufre. Lo natural y correcto es que el talento de inventores y creadores merezcan reconocimiento justo. Lo reprobable es el culto a la persona y la fama engendrada por el marketing. Por la misma vertiente: La crítica en cualquier campo es opinión eminentemente individual y nada más. No significa lineamiento ni guía. En literatura hay críticos con posturas autosuficientes. Yo voy directo a la obra y obtengo mis propias conclusiones. En esto soy también libre, independiente. ¡Cuidado!: El siniestro Club Bilderberg conformado por multimillonarios, banqueros, políticos, periodistas, científicos sociales y otros ejecutores de la derecha, que manipula la opinión pública reaccionaria, también manipula concursos y eventos literarios para encumbrar a literatos (unos meritorios y otros no) defensores del neoliberalismo. ¡Cuidado con los que venden su pluma! Bien, analizados así los límites y sesgos de las opiniones en general, tanto a escala mundial como particularmente en el Perú gobernado en este 2009 por el Apra proimperialista, puedo calificarlos de arrogantes y serviles a esos políticos, economistas, literatos y periodistas, acérrimos defensores del capitalismo y con acceso a la mayoría de medios de comunicación, desde donde mienten, calumnian y azuzan, protegidos por la falaz democracia representativa que defienden.

¿Sólo palabras, palabras y más palabras? No. Son realidades que muchos no ven. Más que las teorías económicas y políticas puede la ambición de poder, fama y dinero, que es la que perfila modelos ineficaces de gobierno sustentados en la injusta economía no equivalente y crematística (enriquecimiento de unos pocos a expensas de las mayorías)

¿El cielo y el infierno? Están dentro de uno mismo. Salí del averno, fortalecido y experimentado. El infierno: rencores, odios, envidias, avaricia y otros males del alma. El cielo: paz mental por hacer lo correcto y enmendar constantemente los errores. La Biblia dice que los homosexuales y los borrachos no entrarán al reino de los cielos. Yo entiendo esto de la siguiente manera: Si el homosexual acepta su homosexualidad, se libera de dependencias malsanas y se realiza correctamente, tiene paz mental (cielo); si hace lo contrario, permanece sujeto a sus conflictos emocionales (infierno). Si el alcohólico se rehabilita de la enfermedad del alcoholismo, tiene paz mental (cielo); si no se rehabilita, permanece sujeto a sus conflictos emocionales y vive muriendo (infierno). Sencillo ¿no?

Sí, casi toda la humanidad se encuentra en tinieblas, pero siempre con posibilidades de humanizarse y aun de divinizarse. ¿El arte? Creación que nos recuerda que somos humanos. ¿La política? Guerra a muerte entre los de arriba y los de abajo. Para los de arriba la política es lodazal de egomanía y maldad. Para los de abajo: surco de acción justa. ¿La democracia? Soy terminante en esto: La democracia formal, burguesa, occidental o representativa es el caparazón que protege a los poderosos y explotadores, con sus políticos, intelectuales, periodistas, literatos y otros serviles. La democracia directa o participativa es inherente a la justicia social. El autogobierno es lo justo ¿La corrupción? Es podredumbre moral, perversión, soborno a funcionarios, robos pequeños y grandes en lo privado y público. Es un mal social que cubre todo el planeta y sus causas son de origen natural (gente de mala entraña) y cultural (formación alienante). El ser humano, siempre con excepciones, tiende a apropiarse de bienes ajenos. El hombre nace con esa tendencia y la agranda dentro de una sociedad también corrupta. ¿Sin remedio? Casi sin remedio, porque la podredumbre, en milenios, logró degenerar la moral del hombre. Felizmente no de todos. Hay muchas personas honestas. Siempre hubo, hay y habrá gente honesta.

¿Qué aconsejaría a los jóvenes? Les diría que sean auténticos y libres, que no dependan de convencionalismos, drogas, sentimentalismos y señuelos tecnodestructores. ¿A qué organización me gustaría pertenecer? Apartado de la praxis social que fue intensa en mí, ahora sigo siendo un soñador más del movimiento libertario. ¿Qué edad tengo? Los suficientes años de experiencia y reflexión, y ya sobre la base siete ¿Qué cosas quisiera que no vuelvan a suceder?: Muchas, muchísimas. Casi todo o mejor dicho todo lo que el hombre ha desvirtuado. ¡Ah!, que Jesús el Cristo no retorne, porque lo volverían a clavar en el madero, con más saña, regocijo y odio. Jesús criticó, estigmatizó y combatió a los ricos. Ahora éstos dicen luchar contra la pobreza engendrada por ellos. Y se autodenominan cristianos. ¡Fariseos a la ene potencia! ¿Quién es el rico?: El que tiene más de lo necesario suficiente, estigmatizado como prepotente y explotador. Y qué es lo necesario suficiente: trabajo honesto, economía básica, actitud correcta, ausencia de suntuosidad. ¿El pobre?: El que no tiene la economía básica para vivienda, alimentación, educación y salud. ¿Por qué tremenda injusticia en el mundo?: Por el egoísmo de los ricos que ambicionan insaciablemente. ¿Y el pobre que se hace rico, por algún azar del destino? Es pues otro rico más, con ambiciones insaciables, salvo que tenga sensibilidad social. Entonces lo justo es tener lo necesario suficiente. Pero para esto uno debe desarrollar la faceta humana, humanista y humanitaria de su ser.

¡Qué tal ser humano y qué tal ambivalencia que nos caracteriza! En sólo unos minutos podemos cruzar límites del bien y el mal. Podemos ser bondadosos y crueles. Hechos para la libertad y justicia así como para la injusticia. Esto es evidente en estos primeros años del siglo XXI, porque se tiene una visión más amplia del hombre. Hoy, en hora buena, el estudio de la naturaleza humana ocupa lugar importante en el análisis sociológico y el fanatismo religioso es superado por programas espirituales que activan cambios positivos en el individuo. Y, como parte de esta certera concepción de la vida, surgen movimientos que marcan nuevos rumbos reivindicativos en diferentes lugares del mundo. El anhelo de libertad y justicia impulsa a esos movimientos. Así que no sólo el agravio –como sostienen algunos sociólogos es causa de la acción colectiva que confluye en los movimientos sociales. Es la fuerza vital de libertad y justicia que por naturaleza anida en el lado bueno del ser humano. Es más, dentro de los movimientos sociales surgen líderes innatos que conducen en mejor forma que los cuadros de los partidos políticos de la izquierda tradicional. Y, como luz auroral, fructifican los movimientos indígenas de América (Abya Yala), que aman la tierra, la libertad y la justicia. Esto, por cierto, encoleriza más a los racistas de derecha como el literato Mario Vargas Llosa, quien dice la siguiente barbaridad: “hay que modernizar a los indios aunque haya que sacrificar sus culturas”. Así es, los personajes cultos reaccionarios, soberbios y falibles, casi siempre lanzan conceptos retrógrados. Al respecto, en su visita reciente al Perú (enero 2009), el escritor mejicano Carlos Monsiváis, una de las mentes más lúcidas de América Latina, estampó esta frase lapidaria: “En América Latina y en el mundo, la derecha ha emitido tal cantidad de disparates que recordárselas es enmudecerla, a menos que tenga una dosis proporcional de ignorancia y cinismo”.

Sí, sí sé que mis conceptos son inusitados y quizá hasta extravagantes en algunos puntos. Mas, reafirmo todo lo dicho en contra de la opinión oficial. Soy pues contestatario incontrastable. Logré el conocimiento necesario para ubicar bien mis reflexiones críticas. Digo lo que debo decir, convencido de lo que sé. Y, con los pies firmes sobre la tierra, veo al final del túnel aquella luz tan esperada por los inconformes con la sociedad alienada y consumista.

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