sábado, 26 de septiembre de 2009

SIMÓN RODRIGUEZ CRUZ: Desatando Penas

Una de las voces constantes de la consecuencia y la delicadeza de la palabra, posee en su haber un libro "Desatando Penas" 1992, actualmente su nuevo libro se halla en prensa. su poesía esta comprometida con la condición humana y con la metáfora, con el lenguaje literario.

Se trata de un poeta que fue perseguido por sus ideas políticas, muy apreciado por las nuevas generaciones de la literatura regional puneña.

Aquí algunos de sus poemas:



HE VENIDO A TI




He venido a ti
A deshilar tus bayetas

Y después de una tormenta de azúcar
Andar y descansar la frescura de tu cuerpo

Encortinar con besos esos blancos caminos
Y estrangular la tristeza entre nuestras caricias

-Bajo lluvia del silencio nuestros ojos encienden
Se deshojan tus senos en gemidos gaviota

Como caracoles claros
Tejen cintas tus brazos en mi espalda...-

He llegado a ti jaloneando tu fragancia de muña*
Huyendo como un silbido de la pena

Para desnudar nuestros fuegos
Y astillar la noche en cientos de pequeños días.


* Muña: planta aromática, digestiva.








AGIL MARIPOSA ROJA


Las mismas ansias, los mismos deseos
Empapelaron tu cuerpito con el papel más tibio.

Las mismas ansias, los mismos deseos
Que trasmutaron tu piel en fresca totora.

Allí habitaré sin enero ni tres en punto, allí
integro y contento como garabato siemprevivo.

Agil mariposa roja
Eco de rocío sobre la mañana

Escribiré sonrisas en las luces de tu pecho
Invadirá tu vientre tercamente mis dominios

Y como espiga, como risa de los campos
Crecerá el nuevo latido que en un hilo de sueños
imaginamos juntos.







DESATANDO PENAS

Ven conmigo, con mi pobreza,
Dame apenas un minuto para ser felices.
Arrojaremos los ojos tristes por la ventana,
Despertarán sin lágrimas las mejillas.
Encenderemos una tibia fogata
Como se enciende en el rostro una mirada.
Poblaremos de música y cantos colectivos
Los pechos solitarios.
Labraremos horizontes
En la complejidad de las horas.
Miraremos atentamente
La igualdad imposible de los hombres.
Recojeremos las penas en nuestras manos
Como hojas secas o polvo muerto
Las echaremos al viento.
Se abrirá camino el amor entre las pestañas
Que por tanto tiempo
Se mantuvieron pálidas en la garganta.
Desataremos definitivamente
Este nudo que oprime la existencia.
Será violento el tránsito hacia la alegría.
No sorprenderá el canto de una mañana distinta
Y viviremos libres como las vizcachas
En cualquier rincón de este claro día.



PANEGIRICO


Soy el pez
que se hunde
y se levanta
desde el cántaro
de arcilla
de tu pena


La inquietud, la calma
transcurren
son ríos, vientos tempestuosos.
De día y de noche
no somos más que cruciales
segundos
de estos minutos que ruedan.
Y el polvo incierto
nos llama pronto.

Así las cosas
un verso
no solo resulta posible
sino trágicamente
necesario.

Para nacer
crecer
y multiplicarse.
Para vencer la muerte
o morir
al lado tuyo.

Un verso
piensa en tus ojos
y en la sórdida paloma
de tu dolor
y miseria seculares.

Te llama
sin egoísmos
con voz de pájaro
o murmullo loco
de arbusto alborotado.

Besa tu frente
y escucha
el eco pausado
de tus sueños.

Presiente
la luz diaria
de tu enojo
y el cristal
de tus miedos
injustificados.

Comprende
y dimensiona el silencio herido,
la insurgencia desesperada
que acontece
en tu sonrisa.

Y cae
suavemente
para procrear
desde el primer indicio
de sol.

En un verso
encuentras un himno distinto
un huracán insólito
una danza de tijeras
tintineantes.

Con un verso dices te amo
y caminas
hacia ese horizonte
que se descubre
como una flor perfecta
ante nosotros.

El verso
ama la tierra
aquella madre incomparable
que nos cría sin reproches
y a la que miras
atentamente
cuando estás pensativa.

Por él
dejamos de angustiarnos
y nos erguimos
imbatibles
como el fuego de los años.

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